Nuestros Valores
Nuestros Valores
Afirmamos que la Biblia es la palabra escrita de Dios, la única autoridad para la verdad y la práctica. Creemos en todos los elementos esenciales de la fe evangélica, incluida la deidad y la humanidad de Yeshua, la salvación a través de la fe en Su crucifixión y resurrección, la presencia del Espíritu Santo que mora en nosotros y nos da poder, Su segunda venida y la recompensa y el juicio eterno.
Servimos la visión de la oración de Yeshua por la unicidad y la unidad de todos los verdaderos creyentes (Juan 17:21-23), y para construir la comunidad de fe (Mateo 16:18) – la iglesia ecclesia – tanto en las comunidades locales y tambien como familia mundial de fe.
Creemos en el llamado irrevocable a Israel y al pueblo Judío (Romanos 11:29). Creemos que el Israel Moderno es uno de los mayores cumplimientos de la profecía desde Yeshua. Creemos que el recogimiento del pueblo Judío en la tierra de Israel fue predicho por los profetas de Israel hace mucho tiempo (Jeremías 16:14). Creemos que más y más personas Judías encontrarán la salvación en Yeshua, lo que conducirá a un avivamiento Judío masivo a Su regreso. Como proclamó Pablo, "Todo Israel será salvo" (Romanos 11:29).
Creemos en las relaciones de pacto a largo plazo de lealtad e integridad. Deseamos vivir el amor de Dios a través de la fidelidad a quienes nos rodean, en todas las esferas de la vida, incluidos los valores familiares, la pureza sexual, la integridad financiera, el servicio comunitario, el respeto por la autoridad y la justicia social.
Se debe requerir un alto nivel de confiabilidad, responsabilidad y sumisión mutua entre aquellos que sirven en posiciones de liderazgo ministerial: incluyendo diáconos y ancianos
(I Timoteo 3), así como también apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros
(Efesios 4).
Creemos en la disciplina congregacional básica en cuestiones morales, relacionales y doctrinales, a través de un proceso de confrontación y consejo (Mateo 18), siempre buscando "escucharse unos a otros" en aras del arrepentimiento, el perdón y la reconciliación.
Finalmente, estamos activamente comprometidos con toda la obra y el fruto y los dones carismáticos del Espíritu Santo (I Corintios 12) en nuestras vidas, siendo sensibles a la dirección del Espíritu en todo lo que decimos y hacemos.